Creación de videojuegos con Scratch, aportes para la enseñanza y el aprendizaje

Para algunos, el gatito de Scratch viene a ser poco más que un descendiente renovado de la vieja tortuga de Logo, pero basta con analizar la comunidad de Scratchers para entender que, lejos de ser meramente una renovación, es un verdadero fenómeno educativo -basado en la programación y el juego-, que ya cumplió 10 años y sigue creciendo exponencialmente.

 A mi entender el valor pedagógico de las experiencias de programación en un entorno como Scratch se fundamenta en dos pilares:

  1.  Programar en Scratch una animación, una historia, una pieza musical o lo que se nos ocurra, es una actividad que pone en juego habilidades cognitivas y metacognitivas de alto impacto en el desarrollo del pensamiento y en la capacidad de resolver problemas. De hecho, supone encarar la resolución de problemas desde el enfoque del pensamiento computacional, poniendo en juego todas las habilidades cognitivas propias de dicho enfoque.
  2.  Programar videojuegos educativos agrega una dosis más de trabajo metacognitivo que como tal, tiene un alto impacto en la comprensión de los contenidos ya que el alumno tiene que, no solamente analizar el problema para diseñar el algoritmo que lo lleve a crear el programa, si no también, analizar la información disponible en relación al tema en cuestión, reflexionar sobre su propia comprensión para poder diseñar un guión que involucre a dicho contenido. Para lograrlo, de alguna manera el alumno se vuelve experto en ese tema que será capaz de armar y desarmar de acuerdo a las exigencias del producto de software que está diseñando; al verse forzado a pensar cómo va a interactuar el usuario (jugador) con dicho videojuego y el contenido que involucra, necesariamente tiene que reflexionar sobre su propia manera de abordar dicho conocimiento en una suerte de intercambio de roles (programador-usuario) que tiene mucho de trabajo metacognitivo.
Como si todo esto fuera poco, termino con unas palabras de Mitch Resnick, físico y doctor en Ciencias de la Computación, y creador de Scratch, que señalan que al programar, los chicos "dejan de ser consumidores de tecnología para convertirse en creadores, aprenden a tener más confianza en ellos mismos y a superar sus barreras para saber enfrentarse al futuro".